martes, 5 de abril de 2011

Estilo Occidental (Europeo)

Desde el origen del cómic, situado en Suiza y Alemania, Europa ha sido siempre un importante punto de referencia y una fuente inagotable de historietas que aún hoy siguen entreteniendo a millones de lectores. A continuacion abordaremos algunos paises con su comics.

  • Cómics franco-belgas: Fuente de algunos de los mejores cómics a nivel mundial, la tradición gráfica en francesa tiene gran parte de sus orígenes en Bélgica, por lo que ambas naciones se consideran unidas al menos en lo que a la producción de viñetas se refiere. El cómic francófono, o “bande desinée” (tiras gráficas), nació como tal en pequeñas historietas publicadas en los periódicos a principios del siglo XX. En 1929 se publicó el primer cómic en formato revista tal y como la conocemos hoy: se trataba de la edición número uno de Las Aventuras de Tintín. Un Tintín muy diferente al actual, políticamente incorrecto y bastante xenófobo.
    Durante la Segunda Guerra Mundial se prohibió la publicación de muchas colecciones nacionales e internacionales. Lejos de intimidar a los artistas, las limitaciones incentivaron su ingenio, y fue a partir de finales de los años 40 cuando se crearon los títulos más célebres: Astérix y Obélix, de René Goscinny y Albert Uderzo, Gastón Lagaffe y Spirou y Fantasio, de André Franquin, Los Pitufos, de Jef Nys, y un largo etcétera.
    Avanzando en el tiempo, los títulos han ido paulatinamente cayendo en número y mudando de medio. Las historietas más destacadas de las últimas décadas son Titeuf, creado en 1992 por Jean-Claude Camano y que actualmente es una serie de dibujos animados para un público infantil, y XIII, un cómic de Jean Van Hamme para adultos que salió al mercado en formato videojuego en 2003.
Imagen de la portada de En busca del tesoro de Rackham el rojo

Portada de Asterix en Hispania

  • Cómics españoles: El humor satírico ha sido siempre la característica más recurrente en la historia del cómic español, comúnmente llamado “tebeo”. Su nacimiento se fecha en el año 1915 con la publicación de la revista Dominguín, pero fue dos años más tarde cuando se popularizó entre las masas y adquirió su nuevo nombre al salir al mercado la famosa y longeva publicación TBO.
    Con la Guerra Civil y la subsiguiente dictadura franquista, el cómic sufrió un retroceso en su producción: muchas series fueron prohibidas y las que quedaron, fuertemente censuradas. No obstante, la situación se empezó a normalizar a partir de los años 40, y fue durante las siguientes décadas cuando aparecieron algunos de las viñetas hispanas más entrañables: Zipi y Zape y Carpanta, de Escobar y, a finales de los años 40, Doña Urraca, de Jorge; Mortadelo y Filemón y El Botones Sacarino, de Ibáñez, a finales de los 50 y principios de los 60; y la particular y muy castellana versión de Supermán de Jan López, Superlópez, publicada a partir de 1973.
    En todas estas series, que se producen todavía hoy, se advierte una ligera tendencia a retratar los problemas sociales de forma crítica pero sin abandonar la sarna que los hizo tan famosos, incluso más allá de las fronteras españolas, en su origen.
Portadas de Mortadelo y Filemon y Zipi Zape

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